martes, noviembre 11, 2008

La mulata de Córdoba

Fotografía de fuente desconocida


Hallábase presa ahora muchos años en cárceles del Santo Oficio, según cuenta el vulgo, una famosa hechicera (llamada la mulata de Córdoba) traída a buen recaudo desde la villa de este nombre a México. Seguramente aquel sitio no debió parecer un albergue de delicias a la nueva Medea, pues a poco de estar en él determinó trasponerse. Mas como de suyo era persona comedida y atenta (los que conocen de trato a los brujos aseguran que no todos tienen estas buenas partidas) quiso, antes de salir del hospedaje, dar aviso a los señores de casa. Para esto resolvió aprovechar la primera ocasión en que viniese alguno de ellos a su calabozo.

–Señor alcalde, ¿qué le falta a este navío? –dijo un día la bruja al honrado cancerbero de aquellas cárceles, señalándole un buquecillo que con carbón había dibujado en la pared.

–Mala mujer –contestó el gravedoso guardián–, si supieras cuidar tu pobre alma como sabes hacer otras cosas, no darías en qué entender al Santo Oficio. A ese barco sólo le falta que ande.

–Pues si usted quiere –dijo la encantadora–, él andará.

–¡Cómo! –replicó sorprendido el alcalde.

–Así –dijo la hechicera; y diciendo y haciendo, de un salto entróse en el navío, el cual, ¡oh portentos de la brujería!, tan presto y fugaz como una visión, desapareció con la pasajera de los ojos del atónito ministril.

Nada volvió a saberse de ella por algún tiempo en México; mas al fin hubo noticia de que en su buque lineal había atravesado todo el Pacífico, y pocas horas después de salida de México estaba en Manila; cierto que la mujer caminaba aprisa.

(Del Calendario Antiguo. México: Casa de Murguía, 1882)


Acerca del autor:


JOSÉ BERNARDO COUTO (1803-1862)

José Bernardo Couto nació en Orizaba el 29 de diciembre de 1803 y murió en la ciudad de México el 11 de noviembre de 1862. Fue discípulo del doctor Mora y se recibió de abogado en 1827. A pesar de su carácter excesivamente tímido, llegó a ocupar puestos de importancia en el gobierno federal, como el de Ministro de Justicia en 1845 y el de Presidente de la Junta Directiva de la Academia de Bellas Artes. El autor del famoso Diálogo sobre la historia de la pintura en México también fue traductor de Horacio y colaborador del Diccionario Universal de Historia y Geografía. Le atrajo, como a otros románticos, lo legendario y lo popular, y a ello se debe que halla dado expresión literaria a un tema que pertenece al acervo folklórico: la escapatoria mágica. El tema dio material durante el siglo XIX en México, a Vicente Riva Palacio y a Justo Sierra, y en nuestros días, en Centro América, a Miguel Ángel Asturias para una de sus Leyendas de Guatemala. En “La mulata de Córdoba”, Couto sabe, con gran economía, dar expresión dramática a la escapatoria mágica, de la cárcel de la Inquisición, de ese personaje que simbolizó en Veracruz la oposición al gobierno tiránico de los virreyes.

--------
Del libro El cuento veracruzano (antología), editado por la Universidad Veracruzana en 1966.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario